Paul Durand-Ruel, célebre marchante de finales del XIX y la primera mitad del XX, en la Fundación Mapfre
PAUL DURAND-RUEL
En 1865, este marchante se hizo cargo de la galería que había fundado su padre Jean, y, con los años, se convirtió en uno de los marchantes más conocidos de París. Pasó gran parte de su vida dedicado a la protección y defensa del arte moderno, frente a aquellos que abogaban por una pintura de carácter académico. En los inicios de su carrera se volcó en el apoyo a pintores como Eugène Delacroix y Gustave Courbet, así como a los pertenecientes a la llamada «Escuela de Barbizon», integrada, entre otros, por Camille Corot, Charles-François Daubigny o JeanFrançois Millet. Poco después emprendería la que se considera su empresa más afamada: la promoción de los artistas impresionistas, entre ellos, Claude Monet, Auguste Renoir y Camille Pissarro. En la última década del siglo xix, cuando estos creadores habían alcanzado por fin el reconocimiento de público y crítica, Durand-Ruel se embarcó en una nueva (y menos conocida) aventura, que sería continuada por sus hijos y que consistió en dar apoyo y difusión a una nueva generación de pintores: Henry Moret, Maxime Maufra, Gustave Loiseau, Georges d’Espagnat y Albert André. Herederos del impresionismo, trabajaron en un contexto efervescente en el que otros artistas y tendencias innovadores se abrían paso, convivían y dialogaban entre sí: en él tenían cabida desde las experiencias personales de Vincent van Gogh y Paul Cézanne, hasta la experimentación neoimpresionista de Georges Seurat y Paul Signac, pasando por las investigaciones sintetistas de Paul Gauguin y Émile Bernard en Pont-Aven o las aportaciones de los pintores nabis. Todos ellos han sido tradicionalmente agrupados bajo el calificativo de ‘generación postimpresionista’. La riqueza de este clima artístico tuvo sin duda un efecto liberador en estos cincos pintores. Algunos fueron muy afines al impresionismo y al estilo del círculo de Pont-Aven, como es el caso de los paisajistas y marinistas Moret, Maufra y Loiseau; mientras que D’Espagnat y André privilegiaron las escenas de género, los retratos y la pintura decorativa cercana a los nabis. Paul Durand-Ruel y los últimos destellos del impresionismo tiene un doble objetivo. Por un lado, dar a conocer al gran público la figura del extraordinario marchante y mecenas que fue Durand-Ruel, que protegió el arte de su época tanto desde su galería parisina como desde las sedes que abriría posteriormente en Nueva York, Londres o Bruselas. Por otro, contextualizar y poner en valor la obra de estos cinco artistas de la nueva generación por los que él apostó, con el fin de otorgarles el puesto que merecen en la historia del arte.
Paul Durand-Ruel conoció a Georges d’Espagnat tras contemplar su obra en la galería de Le Barc de Bouteville en 1894. En 1898 le organizó su primera exposición individual en su galería de la rue Lafitte de París. Durante los veinte años que duró su colaboración, el marchante adquirió quinientas obras del artista y le organizó siete exposiciones. Su colaboración se interrumpió en 1920, pues el pintor rechazó aceptar por más tiempo la cláusula de exclusividad que le unía al galerista. Pintor, ilustrador y escenógrafo. Vivió en Paris a partir de 1888, donde inició sus estudios en la Academia de Bellas Artes y en la Academia Colarossi; sin embargo, abandonó el estudio académico para continuar su aprendizaje de manera más libre, con el asesoramiento puntual de G.C.E. Courtois y J.A. Rixens. Expuso por primera vez, en 1891, en el Salon des Refusés y a partir del siguiente año en el Salon des Indépendants. En 1905 colaboró en la creación del Salón de Otoño, del cual fue vicepresidente en 1935. Su obra es deudora de Sisley y Renoir, con quien mantuvo lazos de amistad. También se relacionó con escritores como Valéry, Guide y Roussel. Está considerado como uno de los miembros del postimpresionismo, junto con Bonnard, Vuillard, etc.GEORGES D’ESPAGNAT
GUSTAVE LOISEAU1897, Paul Durand-Ruel comenzó a comprar obras a Gustave Loiseau, y al año siguiente le brindó la oportunidad de protagonizar su primera exposición, que tuvo gran éxito. En treinta y dos años de colaboración, el marchante llegó a adquirir más de mil cien obras del artista y le organizó un total de nueve exposiciones individuales. En 1900 Loiseau expuso en la galería de Durand-Ruel en Nueva York junto a sus amigos Henry Moret y Maxime Maufra. Loiseau hace gala de un gran talento en la descripción de efectos de luz llenos de delicadeza, prefiriendo los ambientes de bruma, de escarcha o de nieve; estas sutiles interpretaciones lo alejan de sus contemporáneos postimpresionistas y fauves, fascinados por la oposición de colores puros e intensos.
Este artista y Paul Durand-Ruel se conocieron en 1894, posiblemente en la galería Le Barc de Boutteville. En 1896 el marchante le organizó una primera exposición en su galería de París, momento a partir del cual entablaron una relación que concluyó diecinueve años después. Durante ese periodo el marchante le compró setecientas obras y le organizó siete exposiciones en sus sedes de París y Nueva York. Maxime Maufra, maestro de la pintura de paisajes y marinas, profundizó en el grabado y la litografía con una rica paleta postimpresionista. Sus obras resuenan con una intensidad de color y pinceladas expresivas, capturando la vitalidad indómita de la naturaleza. Los lienzos de Maufra están cargados de emociones e invitan a los espectadores a contemplaciones serenas pero profundas del mundo natural.MAXIME MAUFRA
HENRY MORET En 1895 Paul Durand-Ruel se interesó por la obra de Henry Moret, con el que estableció una colaboración de diecinueve años en los que el marchante le organizó seis exposiciones individuales, dos de ellas en su galería de Nueva York. En total llegó a comprarle más de seiscientas obras. En 1959, con motivo de la exposición monográfica que le organizó en su sede de París, el crítico Henry Hugault escribió: «En Henry Moret está toda Bretaña, y en Bretaña todo Henry Moret». Henry Moret, un ferviente pintor impresionista francés, arraigó su legado en los exuberantes alrededores de Pont-Aven, Bretaña. Aprovechando las técnicas del plein air y la paleta vibrante y llamativa, se hizo eco de la influencia de Gauguin pero creó un diálogo íntimo con los matices de la naturaleza a través de sus pinceladas. Sus lienzos son una sinfonía de emociones, susurrando el espíritu sereno pero profundo de la costa de Bretaña a cualquier espectador.
ALBERT ANDRÉ La colaboración entre la galería Durand-Ruel y Albert André tuvo una duración de sesenta y un años, y excedió con mucho el ámbito puramente laboral. A lo largo de este tiempo el marchante llegó a comprarle cerca de ochocientas obras. Además, le organizó dieciséis exposiciones en sus sedes de París y Nueva York. La primera individual de André en la galería parisina del marchante tendría lugar en 1904. Albert André, postimpresionista francés y ferviente pintor figurativo, capturó la vida a través de su maestría en óleos y retratos íntimos. Su pincelada respira con una cadencia suave y rítmica, entrelazando la viveza del impresionismo con la estructura del realismo, ofreciendo una ventana fresca y perceptiva a las almas de sus sujetos. Los lienzos de André cantan con un espíritu cálido y agradable, invitando a los espectadores a los momentos serenos y alegres de la vida cotidiana que tanto apreciaba.
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