SANTOCILDES, CHOCOLATES PUROS ARTESANOS

 



Más de 100 años de historia tiene el verdadero sabor a chocolate de León. Fue en 1916 cuando tras un viaje a Argentina el abuelo de los actuales dueños regresaba a San Justo de la Vega con su joven mujer cuando tomó la decisión de comenzar una nueva vida. La industria chocolatera en la zona de Astorga y alrededores tenían gran fama, pero estaba saturada. El destino quiso que compartiese viaje con un hombre que le habló de las posibilidades de los molinos y la zona de Castrocontrigo, donde finalmente tomó la decisión de ubicarse en 1916.



Castrocóntrigo es una aldea de apenas 800 habitantes, situado a 80 kilómetros al sur de León. Las tropas romanas de Plinio El Viejo, reforzadas con nada menos que 15.000 esclavos, decidieron explotarla hace 2.000 años. Eran tiempos del emperador Vespasiano, cuando la comarca olía a oro y otros metales valiosos. Desde hace un siglo, el único aroma que invade sus calles es el que emana el chocolate de la fábrica de Santocildes, que tiene a gala ser el más artesano de cuantos se fabrican en España. Los nietos de su fundador, David Fernández (1916), mantienen el proceso de producción que se usaba hace cien años, utilizando únicamente los mejores cacaos del mercado, los de Ghana, Ecuador y Costa de Marfil, «criollos, forasteros y trinitarios», que son tostados al bombo de leña de roble. Como lo hacía el abuelo. «Hemos modernizado la maquinaria para adaptarla a las exigencias del siglo XXI, pero la fabricación sigue siendo casi manual», asegura Juan Fernández.



Si se tiene la suerte de visitar el establecimiento resulta fácil entender por qué algunas de las más grandes compañías chocolateras de España han puesto sus ojos en el control de la planta.

También fue cosa del destino el nombre de la nueva fábrica de chocolates, ya que el abuelo David compartió tren con los restos del General Santocildes que acabó dando nombre a los chocolates más puros de la provincia.

Esta empresa familiar salió adelante gracias al pensamiento tan adelantado, para su época, del abuelo David y hoy la familia sigue trabajando con la misma ilusión y tradición para llevar a los paladares los mejores chocolates y cacaos de León.

Una empresa centenaria y que ya cuenta con cinco generaciones dedicándose al mundo del cacao con el mismo cuidado y sacrificio que el abuelo David fue transmitiendo a su hija y nietos.



Santocildes cuenta con cacao criollo, uno de los más finos del mercado, traído desde Venezuela. Una empresa que ha sabido adaptarse a la innovación del mercado sin perder la tradición y los procesos manuales que revisan una a una las tabletas de chocolate que salen a la venta. El tostado del cacao se sigue haciendo en un bombo de leña, lo que le da un toque especial que posteriormente se nota en el sabor de cada uno de sus productos.

Una empresa centenaria y que ya cuenta con cinco generaciones dedicándose al mundo del cacao con el mismo cuidado y sacrificio que su abuelo David fue transmitiendo a sus hijas y nietos, nos dice Patricia Fernández Castaño, miembro de la familia que regenta este negocio familiar en la que es Responsable de Calidad e I+D de Chocolates Santocildes, con la que dialogamos.



¿Cómo se presenta el 2020/21 para el sector?

Esta  pregunta es muy difícil de contestar, en la situación de incertidumbre que estamos atravesando.  Es verdad, que el sector agroalimentario ha sido el menos perjudicado en esta crisis, pero aun así nosotros no entramos dentro de los productos de primera necesidad, por ello, sí que hemos experimentado una caída de nuestras ventas.

Además hay que contar con la anulación de ferias (que nos daban una gran visibilidad), el descenso de nuestro turismo, el cierre de museos, etc.

Estamos esperanzados en que más consumidores incluyan en su cesta productos de cercanía, de empresas familiar, productos tradicionales, en conclusión productos de empresas como las nuestra, y que estos cambios nos permita que estas empresas sobrevivan y que no se pierda el buen hacer y la riqueza en la forma de producir que tenemos.

 ¿Cuál es el nivel de la aceptación por parte del consumidor español a la hora de comprar CHOCOLATE artesanal?

En estos últimos años se habían experimentado un aumento del valor al producto artesanal, al producto de la tierra o al producto con garantías de calidad.  Habíamos entrado en una dinámica, en la cual, los consumidores le daban valor a la elaboración tradicional y al mimo que ponemos en cada uno de nuestros productos.  Esperamos seguir aumentando la familia Santocildes, porque al final, cada persona que valora y disfruta de nuestro producto, es ya de la familia.



 ¿Qué papel están jugando las tiendas especializadas en  la venta de CHOCOLATE?  

Un papel fundamental, sin ellas Chocolates Santocildes no existiría. Ellas son las que miman nuestro producto, las que lo venden como si fuera suyo, las que explican a cada cliente nuestra forma de realizar el chocolate, les aconsejan sobre qué tipo de chocolate comprar, en definitiva son esenciales.

 ¿Cuál es momento que está viviendo la elaboración del CHOCOLATE artesanal en España?

Un momento muy delicado y más con la crisis que nos asola. Nuestra tierra fue sede, en la época de mi bis abuelo, de grandes chocolateros. Según me cuenta mi Tío Juan, no había casa que no tuviera un buen chocolatero en la maragatería y que con la revolución industrial la llamada de la ciudad con dejo sin su oro negro a la maragatería. Ahora nos pasa un poco parecido, se estaba dando otra vez importancia al chocolate artesano, del haba a la tableta, era la nueva tendencia que estábamos viendo en los nuevos chocolateros. Pero después de esta crisis quien sabe.... nosotros aquí seguiremos luchando, si nos dejan.



¿Cómo llegaste  al mundo del CHOCOLATE?

El chocolate está en mi genética, soy la orgullosa quinta generación de chocolateros. Crecí entre chocolate, mi Tío Juan me ha enseñado todo lo que un gran maestro como él ha cultivado durante 50 años de profesión y mi padre Fernando ha sido el responsable de mi adoctrinamiento en el campo de las ventas (nadie como mi padre vende chocolate) y como dice el "este es un oficio para románticos, si estás enamorado de este producto, el chocolate se vende solo".

Así es que cuando acabe mis estudios de Ciencia y Tecnología de los Alimentos en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León, lo tenía claro mi sitio era nuestra fábrica de chocolate.

 ¿Y qué te llevo a dar ese paso?

Sin durarlo la figura de mi Padre y de mi Tío, su amor y devoción por este oficio. Ellos han sido siempre las personas a las que he idolatrado y en las que me reflejo a la hora de realizar mi trabajo.

¿Qué es lo más importante a la hora de elegir un buen CHOCOLATE?

Sin duda una etiqueta limpia, para mí lo más importante es comprar chocolate y no azúcar. Después entramos en el gusto de cada persona, pero como yo siempre digo empecemos a enseñar a nuestro paladar a apreciar los chocolates puros de menos % de cacao en ascendente.



¿Qué destacaríais del mundo del CHOCOLATE?

Es un mundo increíble, desde el árbol de cacao y sus maracas que nacen en el tronco, la fermentación del haba, el tostado....no podría elegir un proceso que no fuera increíble y que como resultado da un producto maravilloso.

 Aunque lo que más sorprende a los que visitan nuestra fábrica es la transformación del haba de cacao o nibs de cacao en licor de cacao. Este lo realizamos mediante un molino de cacao, este consta de dos piedras de granito, que por calor y la fricción, que se genera entre ellas, transforman directamente el nibs de cacao de estado sólido a líquido. Mucha gente nos dice que es magia.

Y ahora, ¿cuáles van a ser tus siguientes pasos?

Mis siguientes pasos son dar a conocer nuestra empresa fuera de nuestra tierra, que el público sepa que todavía sobrevive una casa de chocolate de esas maragatas, que seguimos haciendo nuestros chocolates de forma artesanal. Que la quinta generación a la que yo represento tiene la intención de quedarse y llegar a una sexta sin perder la esencia y el buen hacer que se ha transmitido de generación en generación sin reñir con la innovación y una potente I+D+i.



¿Cuál es el concepto y la filosofía y de vuestra empresa?

La filosofía de nuestra empresa es seguir con nuestra tradición de la mano de una innovación coherente. Un etiquetado limpio, donde prime la presencia del cacao. Seguir trabajando como hasta ahora, con nuestras referencias con más de 100 años que conviven con nuestras referencias más jóvenes (nuestro chocolate a la taza en tableta y nuestro chocolate 75% cacao con Naranja Natural, son las dos referencias en cabeza de ventas y la primera tiene más de 100 años y la segunda pertenece a la quinta generación) y es que la innovación y la tradición en esta empresa se dan la mano.

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