NOVIEMBRE MES DE LOS CALLOS EN MADRID
Han llegado los primeros fríos otoñales y con ellos los
Callos plato típico de estas fechas en la capital del Reino donde varios
restaurantes tienen los callos como plato habitual donde podremos degustar de
tan exquisito manjar.
Destacamos algunos de estos lugares donde poder apreciar las
virtudes de este plato tan castizo.
Los callos son una de las especialidades de EL PITACO por su consistencia, textura
y sabor, resultado de la rigurosa técnica de su jefe de cocina. Ya fueron
galardonados con el segundo Premio del concurso “Si Callo Reviento”, el pasado
20 de septiembre.
Tampoco puedo olvidarme de la casa que regenta Ernesto Feito
de sobra conocida por sus guisos, y uno de los defensores de la cocina
madrileña tradicional. Los callos de su RESTAURANTE
FERREIRO traen cola por su sabor y textura, gracias a la unión de productos
de primera calidad cocinados con mucho cariño a fuego lento. Su plato es fiel
al recetario de siempre, herencia de la maestría de las ‘abuelas guisandeiras’.
CERVECERÍA ALONSO.
En esta taberna de la colonia de Cruz del Rayo, fundada en 1957 por la familia
Alonso y hoy regentada por la segunda generación, la especialidad son los
callos (también en verano), suculentos, sabrosos, bien desgrasados, con su
puntito picante. Servidos en una cazuelita de barro, se pueden degustar en
barra o en mesa.
EL FOGÓN DE TRIFÓN.
Jorge Trifón utiliza callos negros, mucha pata y mucho morro, además de chorizo
y morcilla de Asturias. El toque maestro consiste en emplear el amarillo que cubre
los jamones (el rancio), en un puré de verduras que se cuece con el callo ya
blanco. Un truco heredado que hace que, tiernos y con sustancia, tengan un buen
número de seguidores.
MALDONADO 14. Los preparan según la receta más purista, la heredada
del extinto restaurante Las Cuatro Estaciones. Callos cortados en dados de
tamaño regular, mano de ternera y morro se someten a un lavado exhaustivo y se
echan a la marmita junto una punta de jamón, cebolla, zanahoria, ajos, puerros
y guindillas. Tras dos horas de cocción, se incorporan el chorizo y la
morcilla, y al fuego dos horas más. Se retiran las verduras, se trocea la mano
de ternera y se mezcla todo con un sofrito de cebolla, ajo, harina y pimentón.
Llegan a las mesas humeantes.
Espero que estos
lugares que os indico se han de vuestro agrado, y me gustaría saber vuestras
opiniones positivas y negativas, para conseguir entre todos mejorar este plato
tan madrileño.
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